El ex delantero del Barça y la Selección española, entre otros, dejó una magnífica imagen tanto en Santiago Morning como en Universidad Católica. En la UC ganó el torneo chileno y jugó la Copa Libertadores llevándolos a cuartos de final. Estuvo a punto de continuar, sin embargo partió porque su Rosario le llamó. Y es que, si hay una debilidad que ha tenido Pizzi en estos años de entrenador, esa se llama Rosario Central.
"Puede que la gente en Católica no lo entienda, pero Rosario es muy importante para mí. Era difícil rechazar la opción"
Su corazón es “canalla” y no dudó en aceptar la propuesta dejando Chile. Pero como antes le había sucedido en Colón, su rendimiento no fue el mejor. Rosario perdía en la promoción la opción de subir a Primera y la directiva decidió cesarlo. Este era el currículum y así se presentó como técnico en San Lorenzo.
En su presentación dejó bien claro qué iba a ser su equipo y cómo lo iba a hacer. Algunos le tachaban de demasiada ambición y de poco realista, luego se vio que su trabajo y sus ideas le llevaron a buen puerto.
"Pretendo que los jugadores se sientan protagonistas en cualquier partido que disputen e independientemente de las condiciones. Todos tendrán la oportunidad de jugar y mi responsabilidad será eleigr a los mejores. No tengo compromisos ni con ellos, ni con dirigentes ni empresarios que me obliguen a tomar decisiones"
Superó el primer examen dejando a San Lorenzo en Primera División, pero el siguiente reto fue más ambicioso: Hacer crecer al ciclón en el 2013. Para el siguiente torneo, Pizzi fichó a Cauteruccio, ese delantero que tanto ansiaba. Además ya tenía rodado a jóvenes jugadores como Ángel Correa, Gonzalo Verón o Kanneman. La base del equipo la iba moldeando y dándoles retoques de pintura. La sensación de que podría ser ganador se produjo cuando el equipo acabó cuarto en el clausura del mismo año, dando continuidad al proyecto y reflejándolo en el Apertura de la siguiente temporada.
Proyecto de tres torneos que concluyó con el título y con una idea y estilo de juego clara. La pizarra de Pizzi marcó al Ciclón.
La pizarra de Macanudo
En una visión personal, San Lorenzo es lo más parecido que hemos podido ver a un equipo europeo en Sudamérica este año. Estilo de juego, sistema, roles de jugadores… Pizzi ha inculcado un prisma europeo al Ciclón con las premisas típicas argentinas. Su paso por el fútbol europeo le ha venido bien para poder perfilar su estilo como entrenador.
San Lorenzo ha sido un equipo protagonista en todos los partidos. Pizzi quiere que sus equipos siempre den la cara y lleven la manija del partido. El sistema que el hispano argentino utiliza es el 4-2-3-1. No se mueve de esta formación. Propone despliegue físico, intensidad, laterales de gran recorrido, dominar el tempo del partido y mucha rotación en los onces.
Si hay que destacar y analizar dos cosas, son la presión arriba y el ataque posicional. La primera no es perfecta y tiene fallos si el equipo rival la rompe. No obstante, esta premisa le ha dado mucho control en los partidos, robos de balón y goles. La intensidad y el carácter con la que ha jugado San Lorenzo en este último torneo, les ha hecho ganar muchos partidos. Tener jugadores como Ignacio Piatti, Correa, Romagnoli, Villalba y Buffarini con ganas de correr detrás del balón para recuperarlo es uno de los grandes logros de Pizzi. Todos unidos por un objetivo único.
Apartando el tema ofensivo, San Lorenzo en defensa sufrió cuando el equipo rival ha sabido romper su primera línea de presión creando superioridades. En otro aspecto donde también se hacia daño a los de Pizzi, ha sido en transiciones defensivas. Muchos equipos le han jugado al contraataque buscando los espacios que dejaban los laterales. A todo esto, San Lorenzo no ha sido un equipo que le hayan marcado muchos goles, pero a causa del estilo de juego del 'Macanudo', deja espacios que cualquier equipo puede explotar.
Pizzi ha sabido hacer un grupo, trabajar muy bien el vestuario y dar la oportunidad a muchos jugadores. Como dijo en su presentación, no se ha casado con nadie y ha rotado mucho buscando lo mejor para el plantel.
De este modo aterrizó en Valencia. El equipo ché vivía una situación parecida a la que Pizzi se encontró al llegar a San Lorenzo, sin estilo, objetivos definidos, ni resultados. El hispano argentino fue víctima de un vestuario fragmentado, una situación económica paupérrima y una exigencia social bestial. Mestalla era su gran reto y no pudo inculcar su idea, no supo reinventarse y encontrar solidez. Como en San Lorenzo, paciencia es lo que Pizzi necesitó. No la tuvieron.




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