"Soy un tipo seguro, arrogante, dominante, honesto, trabajador e innovador"
Ámsteram, Barcelona, Alkmaar, Múnich y Manchester. Así ha transcurrido a nivel de clubes la carrera de Louis van Gaal, un tipo peculiar y capaz de hacer explotar a medio y largo plazo al plantel que lo necesite. Especialista en la materia. El elegido en el viejo teatro de los sueños.
“El reto que esperaba”. Así regresaba a la selección holandesa tras una primera experiencia nefasta en 2002. No clasificó a los suyos para aquel Mundial en tierras asiáticas y, tras caer ante España en la final de Sudáfrica y suicidarse en 2012 con van Maerwijk a los mandos, la figura de van Gaal regresaba a los banquillos de la oranje.
Renovar el plantel, resucitar a los suyos, superar la fase previa y cumplir en Brasil. Y lo consiguió. Lo consiguió sabiendo que su trabajo estaba hecho, que después de la cita veraniega se vería inmerso en una de las mayores aventuras de su carrera. Había dotado a Holanda de las directrices adecuadas, de una base con la que poder crecer. Acabar con ‘viejos’ nombres y rejuvenecer la selección. De Vrij, Martins Indi, Clasie, Wijnaldum, Memphis Depay, arriesgar con Kongolo, con Cillessen, reinventar a Kuyt y potenciar a Sneijder, Robben y van Persie. Esto y llegar a las semifinales del Mundial. Goleó a la campeona del Mundo, fue fiel a su novedoso sistema, avanzó hasta semifinales sin encajar más de un tanto y solo desde los once metros dijo adiós para acabar despidiéndose goleando a la anfitriona en la final de consolación.
Manchester sonreía. Allí tocaba volver a empezar. De nuevo reinventarse ante uno de los clubes más potentes del continente que tras la salida de Ferguson había desaparecido del panorama del balón. Rumbo a la Premier.
"Desde que me fui, el Bayern ha regrasado a su antigua filosofía: comprar y comprar. Nadie ha vuelto a salir de la cantera. Y esto es vital. Ellos son quienes deberían transmitir la cultura al resto"
Scweinsteiger, Alaba, Müller o Badstuber gozaron de su confianza, a los primeros una vez más se los reinventó, como a Lahm. Víctor Valdés, Xavi, Puyol e Iniesta… un Ajax histórico y campeón de Europa. Mentor de Seedorf, Kluivert, Van der Sar o devolver una liga a las vitrinas de un humilde como el AZ. Así recibía Manchester a su nuevo líder. Con la mejor de las bienvenidas y muchas expectativas en su figura. Sabían de lo que era capaz, de cómo lo hacía y de los resultados (a medio y largo plazo) que obtenía.
Un año y una temporada más tarde, Louis van Gaal ha devuelto al United a la Champions League, pero los argumentos usados con otros clubes, en otras etapas y su manera de llevarlo a cabo dista de lo sucedido en Manchester. Los Diablos Rojos no han enamorado. No ha encontrado una forma segura de jugar, sin fidelidad a un esquema ni a unos jugadores. Demasiados cambios. Muchos retoques. Poca confianza en los suyos y pocos resultados. Muy lejos aparecen aquellos jugadores que provienen de las inferiores y que en un futuro eran llamados a ser campeones del Mundo.
Y sí, hay gasto. Mucho gasto y poco canterano. Canteranos de esos que le gustan. De los que insuflan filosofías. De esos necesarios de los que él hablaba tras abandonar Alemania. "Si un jugador se adapta a lo que pido, es mi jugador titular", comentó en varias ocasiones. No mira su currículum, pero con McNair y Tyler Blackett no le ha salido. Quizás Wilson pueda acercarse y quién sabe si otros como Pereira, Sean Goss o Lingard puedan tener su oportunidad.
Ha logrado tener el balón lo suficiente, pero no moverlo a la velocidad necesaria. Ha logrado mantener su puerta cuidada pese a ser en su peor línea en el campo e incluso ha logrado llegar al área rival con facilidad. El gol. El gol ha sido en tramos de la temporada su peor enemigo. Van Persie no fue Van Persie y Radamel Falcao está lejos del goleador que se lucía España. Ahora no queda ninguno. Con Rooney alejado del área buena parte del curso, los problemas de cara a puerta se manifestaban en demasía. Y no ha llegado nadie.
A buen seguro Louis van Gaal se guarda un as bajo la manga. Un especialista en lo suyo que poco a poco deberá dotar de seguridad a un débil club venido a menos. Quizás no tenga la mejor cantera. Ni haya revolucionado –aun- ningún puesto o jugador. Tampoco parece claro qué y cuáles serán sus piezas, pero seguimos esperando la resurrección de un equipo que cuenta con, quizás, el personaje perfecto para relanzar sus accidentales últimas temporadas. Van Gaal no ha estado, pero se le espera.
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