Otra esfinge en Roma

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La compleja y dificultosa mitología egipcia la eligió como símbolo de realeza, fuerza y vida. El Museo Barraco de Roma alberga en su interior la esfinge de Hatshepsut, ahora, miles de años más tarde, es turno de conquistar el césped del Coliseo.

Los Juegos Olímpicos de 2012 fueron el escaparate perfecto para él. La aventura londinense para Egipto finalizó en cuartos de final, sin embargo dejó detalles de buen fútbol y su pasaporte quedó sellado para viajar a Europa. El FC Basel, una entidad de prestigiosa cantera y maestría para moverse por el mercado, atisbó un talento especial en el joven egipcio y decidió incorporarlo a su disciplina. Tras despuntar en la Super League y sin opciones en Inglaterra, Mohamed Salah pretende hacerse un nombre dentro de la Serie A.

El joven nacido en Basyoun viviría una magnífica experiencia en Suiza, tanto a nivel colectivo como individual. El por entonces técnico Murat Yakin contaba con una columna vertebral para tiranizar el fútbol suizo (a pesar de que piezas clave como Shaqiri y Xhaka habían dejado el club en el verano de 2012) y mostrar con orgullo su bandera por los campos de Europa: el ágil Sommer bajo palos, los centrales Dragovic-Schär, Frei en la medular, Stocker partiendo desde banda izquierda y un Streller de movimientos prácticos dentro y fuera del área.

Bajo esta serie de jugadores capital, el valiente Basel sorprendió en la Europa League 2012-2013 tras dejar atrás a rivales como el Zenit de San Petesburgo o Tottenham. Hincaron la rodilla ante el futuro campeón (el Chelsea de Rafa Benítez) en la fase previa a la final, pero sus eliminatorias fueron una gesta elogiable dentro del panorama futbolístico europeo. Con un fútbol alegre y dinámico, sus ataques se agitaban con los pies de Salah. Mientras Stocker administraba la posesión, Streller dejaba el juego de cara y Mohamed aceleraba. Las jugadas solían sucederse con bastante fluidez y los ataques ganaban vértigo cuando el morenito de pelo rizado decidía echar a correr. Su punto de partida era la banda derecha (desde ahí traza la diagonal a pierna natural) aunque residía durante muchos tramos del partido en posiciones interiores. Su comportamiento podría identificarse como un segundo punta que vive de explotar los espacios. Si bien dejaba detalles de un buen desmarque de ruptura cuando el delantero liberaba su zona, su factor diferencial residía en el balón controlado. Con una técnica aceptable y una potentísima aceleración, sus cambios de ritmos le hacen ser un jugador prácticamente imparable. No posee demasiados recursos para encarar a su marcador, pero su punta de velocidad es tan buena que es difícil superarle en carrera. Sus veloces cabalgadas le llevaron a Stamford Bridge.


La explosividad con el balón controlado no pasó inadvertida para el Chelsea

Volvía a la ciudad que lo había catapultado a Europa. Ahora, dos años después de aquellos Juegos Olímpicos, vestiría la azul del Chelsea bajo las órdenes de José Mourinho. Su descaro en la conducción, el desborde y la agilidad de sus piernas parecían suponer una variante más para el fútbol de latigazos de los londinenses. A pesar de ello, los Hazard, Oscar o Willian cerraron las puertas al egipcio, que sumó pocas apariciones con el equipo y decidió buscar minutos lejos de la Premier. El escenario cambió por completo y Florencia se convirtió en su nueva casa.

La Fiorentina necesitaba un tipo desequilibrante y vertiginoso para completar su ataque. Las continuas lesiones de sus delanteros y la falta de profundidad que no lograba sumarse a sus cadenas de pase suponían un problema en las acciones ofensivas de los viola. Por ello, Mohamed Salah contó desde el primer momento dentro de los planes de Montella. Y la verdad, su puesta en escena resultó magnífica. Se ubicó como segundo punta, desde donde sus dañinas conducciones y cambios de ritmo desestabilizan y desprendían peligro. Además, su arranque goleador fue bueno, algo que resulta extraño si atendemos a las características del jugador. En Basilea, también se comportaba como un segundo punta a pesar de alternar recepciones tanto por dentro como pegado a la línea de cal. No obstante, su determinación de cara a puerta sigue siendo un punto a mejorar dentro de su juego. Su zurda no es mala y ya ha demostrado dominar varios tipos de disparo, pero necesita varias ocasiones para poder concretar algún chut. Su fútbol es todo vértigo, por lo que a veces carece de temple y conciencia para definir.

A priori, el fichaje de Salah por la Roma no cubre ningún requisito especial 

Como comentábamos antes, su falta de pegada es un hándicap para una plantilla sin un futbolista capaz de anotar 15 goles en el campeonato. Su perfil se asemeja otros jugadores de la escuadra giallorossi como Gervinho o Iturbe, futbolistas de enorme velocidad y desborde. No obstante, es un jugador con más presencia en zonas interiores que sus competidores, y puede suponer un plus para generar por dentro y lanzar contragolpes tanto por fuera como por la zona central para sumar verticalidad a los ataques.

Su llegada a la capital le asegura disputar la Champions League, un buen escenario para mostrarse como un jugador hecho y consolidado en la élite del fútbol italiano. Si Rudi encaja su fútbol a los intereses colectivos, habrá ganado puntos para seguir soñando por los títulos.

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