Konoplyanka con su disparo a media distancia y el instinto de gol en los contragolpes de Ciro Immobile serían los encargados de desempeñar tan importante misión. A pesar de ello, Unai no estaba demasiado satisfecho y decidió apostar por Fernando Llorente para apuntalar su ataque. El ex del Athletic había tenido mucho protagonismo en su primer año en la Juventus. Antonio Conte tardó en contar con sus servicios pero terminó siendo muy importante por su capacidad para complementarse con Carlos Tévez.
Durante su segunda y última temporada con los bianconeri, Allegri decidió que Morata fuese el acompañante del argentino y el riojano cayó al ostracismo. Tras su llegada al Sánchez Pizjuán, el equipo comienza a cobijarle para que explote sus características de '9' de área. Al menos durante su periodo de adaptación al equipo.
El Sevilla ha dado varios matices
a su ataque para facilitar la labor de Llorente
Vitolo y Reyes. Ya hemos podido observar algunas variaciones en su forma de realizar los ataques para beneficiar su juego. La primera en el partido del debut del punta disputado en casa ante el Atlético de Madrid. Los extremos habían destacado la temporada pasada por jugar a pie cambiado: el canario sumaba potencia y profundidad con sus arrancadas con balón mientras que José Antonio administraba juego y tiraba diagonales en posiciones más centradas. Sin embargo, Emery apostaba por ponerlos a pie natural para buscar centros laterales. Pudimos ver dicho planteamiento durante un gran tramo de partido.
La idea no terminó de ser efectiva porque los de Simeone fueron contundentes y resistieron todo envite hasta en los peores momentos. Sin embargo, el planteamiento parecía tener su lógica. Reyes y Tremoulinas son alas más técnicos y con mayor gusto por lo asociativo, mientras Vitolo y Coke son más propensos al vértigo y la carrera. De una u otra forma, la idea base estaba en obtener la ventaja por fuera para poner el centro a la cabeza de Llorente. Su superioridad en el área es notoria y logró conectar varias veces pero sin éxito de gol.
Los cuatro hombres exteriores del Sevilla no tuvieron precisión en el envío y Llorente no tuvo oportunidad de gol. No obstante, ya ha demostrado muchas cualidades que no tenía el Sevilla en el repertorio: un seguro a la hora de construir en largo y directo para asentar al equipo arriba, buenas devoluciones al compañero que está de cara y un tremendo peligro en los remates de cabeza. Si hay un jugador que comenzó a agarrar fuertemente la mano del ariete gigantón fue Gameiro. El francés ya había mostrado reflejos de una posible complementariedad con Fernando en el partido ante los colchoneros, pero ante el Levante fue un hecho más que aceptable.
Mientras el primero fija a los centrales y estira la línea defensiva, el hábil punta francés merodea a su alrededor para crear controversia en esa zona muerta. Se descuelga para tirar apoyos, cae a las bandas y sobretodo traza diagonales que arrastran centrales y abren el espacio que Llorente necesita en el área. Ambos han mostrado juego, pero aún deben convertir la teoría en goles para ser aún más útiles. Lo que al fin y al cabo, el Sevilla necesita.
Los primeros síntomas de entendimiento entre Gameiro y Llorente han comenzado. No era fácil sustituir a Carlos Bacca, un nuevo más completo que lo que ahora posee Emery, pero el vasco ya parece haber descubierto otra variante. Si Llorente sigue siendo la opción número uno para la punta de lanza, debe configurar su segunda línea para abrirle facilidades a su juego con el objetivo de hacerle ver puerta explotando sus poderosas virtudes. Esas que fue tan decisivas en el Athletic, en su primer curso en Turín y de tanta utilidad para Vicente del Bosque. De momento, Unai lo tiene claro: extremos a pierna buena. Más Gameiro.
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