Green & White Army

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La selección de Irlanda del Norte está cerca de clasificarse por primera vez para la Eurocopa de Naciones que en el 2016 se celebra en Francia. Sin embargo el cuadro norirlandés ya ha vivido otras épocas esplendorosas, concretamente dos, a finales de los años 50 y en la década de los 80.

El ejército verdiblanco es uno de los combinados más antiguos del planeta y ya disputó partidos internacionales en 1882, aunque en aquel instante el equipo representaba a toda Irlanda. La escisión entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte a nivel futbolístico se produjo en 1954. Esa división le sentó mucho mejor a los norirlandeses que juntó a una de las mejores generaciones de su historia en los años venideros.

Los primeros éxitos tuvieron lugar en 1958. El prestigioso British Home Championship que disputaban las selecciones británicas sirvió como fase de clasificación para el Mundial de Suecia del mismo año. Aquella edición estuvo muy disputada entre ingleses y norirlandeses y también marcada por la tragedia del Manchester United en Munich, ya que aportaban internacionales a ambas filas. Irlanda del Norte tuvo la posibilidad de conquistar el trofeo en solitario pero un empate en Cardiff y la victoria inglesa ante Escocia lo evitaron. Los dos equipos empataron a cuatro puntos, compartieron el título y se clasificaron para la Copa del Mundo.

La Green & White Army contaba con una colección de grandes futbolistas que destacaban en su mayoría en la Liga inglesa. En la portería se encontraba el gran Harry Gregg, guardameta ágil, valiente y de enormes reflejos del Manchester United y superviviente del accidente aéreo en tierras muniquesas. En el mediocampo sobresalía Danny Blanchflower, jugador muy astuto, tácticamente fantástico y un sensacional organizador, hermano mayor además de Jackie, centrocampista que tuvo que retirarse por las secuelas del fatal siniestro del United y Billy Bingham, un interior diestro del Sunderland cuyas principales virtudes eran la agilidad, el regate y la visión de juego. Mientras que arriba brillaban Jimmy McIlroy, enganche elegante y talentoso del Burnley y Peter McParland, un prolífico delantero que militaba en el Aston Villa. Todos ellos dirigidos por Peter Doherty, un mito de la isla que desarrolló su sensacional carrera sobre todo en el Manchester City de los 30 y 40.


Su grupo en Suecia no invitaba al optimismo al cruzarse con Checoslovaquia, Argentina y la vigente campeona mundial Alemania Occidental. Sin embargo los muchachos norirlandeses realizaron un gran papel y en el debut ya firmaron un triunfo por la mínima frente a los centroeuropeos. A continuación cayeron contra la albiceleste e igualaron a dos ante los teutones gracias a un tanto de McParland. Ello les llevó a disputar un desempate ante los checoslovacos a quienes ganaron de nuevo por 2-1 con McParland como héroe con un doblete. Su periplo acabaría días más tarde en cuartos donde Francia les apabulló por 4-0 de la mano de un sensacional Fontaine.

El equipo unos meses después inició la defensa del British Home Championship y logró retener el entorchado aunque otra vez lo compartió con los ‘pross’. Sumaron cuatro puntos en tres encuentros y tras firmar tablas con ingleses y escoceses en Belfast y Glasgow respectivamente, se impusieron a Gales por 1-4 en otra magnífica tarde de McParland.

A partir de entonces las dos siguientes décadas fueron una travesía en el desierto. Y eso que disfrutaron de uno de los mayores genios de la historia del balompié, George Best. Con el famoso extremo no participaron en ninguna cita internacional de importancia y en el British Home Championship como máximo alcanzaron el subcampeonato en 1966 y 1971.

El resurgimiento llegó con el principio de la década de los 80. Billy Bingham, mundialista en el 58 y seleccionador en una primera etapa entre 1967 y 1971, volvió a coger las riendas del equipo nacional y le llevó a cotas que no pisaba desde hacía 20 años. En el plantel norirlandés figuraban el arquero de manos gigantescas, buen juego con los pies, seguro y sereno Pat Jennings, el eficaz y fiable lateral derecho Jimmy Nicholl, el incansable y tenaz centrocampista Martin O´Neill o el inteligente y vigoroso delantero Gerry Armstrong, todos ellos protagonistas del primer triunfo en solitario de un British Home Championship. Fue en la edición de 1979-1980 cuando lograron dos victorias y un empate para conseguir así superar a Inglaterra en la clasificación.


La victoria les dio alas y en 1981 certificaron su presencia en el Mundial de España tras ocupar el segundo lugar del grupo 6 por detrás de los escoceses. En territorio hispano volvieron a cuajar una fantástica actuación y lideraron su grupo con cuatro puntos, alcanzando además su única victoria ante los anfitriones con un gol de Gerry Armstrong. En la segunda fase tenían opciones de llegar a semifinales pero otra vez Francia se cruzó en su destino con Giresse y Rocheteau como verdugos.

El buen ciclo norirlandés no finalizó ahí y en 1984 obtuvieron otro British Home Championship, el último que se ha disputado hasta la fecha. Todas las selecciones hicieron tres puntos pero el goalaverage dio el triunfo al ejército verdiblanco. La victoria en casa contra los escoceses, el punto sacado de Swansea con un gol de Armstrong y las tablas entre ingleses y escoceses, fueron la clave para la conquista del torneo.

Para concluir con este periodo dorado en 1985 ganaron un nuevo billete para una Copa del Mundo. En su calificación sufrieron para alcanzar una plaza, pero el empate a cero contra Inglaterra en Wembley les dio el punto necesario con el que superaron a Rumania. Por entonces habían desaparecido del equipo hombres como Martin O`Neill o Sammy Nelson pero se incorporaron el zaguero Alan McDonald, el medio Nigel Worthington o los atacantes Quinn y Clarke.

Emparejados con Brasil, Argelia y de nuevo España su bagaje fue peor que en los dos anteriores Mundiales a los que asistieron. En esta ocasión no firmaron ninguna victoria y no pasaron de la liguilla de la primera fase. Igualaron a uno ante ‘Los zorros del desierto’ para caer posteriormente contra los españoles y la verde-amarela por 1-2 y 0-3 respectivamente.

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