El regreso de Rumania a la élite europea

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La selección rumana después de vagar varios años por una serie de resultados muy discretos ha logrado corregir su camino y clasificarse para la Eurocopa de Francia. El verano de 2016 se cumplirá exactamente ocho años desde su última visita a una gran competición continental, la Eurocopa de Suiza y Austria.

Con un equipo en el que destacan Tătăruşanu, Rat, Chiricheş, Torje o Maxim ha luchado por un billete en el grupo F con Irlanda del Norte, Hungría, Finlandia, Islas Feroe y Grecia. El equipo dirigido por el mítico Anghel Iordănescu ha demostrado enorme regularidad y ha sido una de las cuatro selecciones (Austria, Italia e Inglaterra los otros) de la fase de clasificación que no ha conocido la derrota. En diez partidos ganó cinco y empató los restantes, teniendo como gran héroe a Budescu que en el choque frente a las Islas Feroe hizo un doblete con el que su país sellaba el billete hacia la Eurocopa.

La primera gran época de la tricolorii tuvo lugar en la ya lejana década de los 30 del pasado siglo. Fue uno de los 13 países que tomó parte del primer Campeonato del Mundo en Uruguay. En su caso el monarca Carlos II les impuso participar (el rey realizó al hacer la convocatoria) tras pedirle Jules Rimet ayuda y quedó encuadrada con los anfitriones y los peruanos. En el debut consiguió la primera victoria en un Mundial frente a la Blanquirroja pero sus esperanzas de acceder a semis se esfumaron al caer contra La Celeste por 4-0.

En las dos siguientes citas mundialistas en Europa, primero en Italia y luego en Francia si alcanzaron la clasificación por méritos propios. Para el Mundial del 34 dejaron en la cuneta a Yugoslavia y luego en suelo transalpino perdieron frente a Checoslovaquia en la primera ronda en un duelo igualadísimo. Por su parte cuatro años después Egipto se retiró de la eliminatoria y en territorio galo Cuba les mandó a casa en un choque de desempate jugado con muchos reservas por decisión de Constantin Radulescu (tablas a tres goles en el primer encuentro). Fue una década en la que además se conquistó en tres ocasiones la Copa de los Balcanes (1931, 1933 y 1936) y emergieron los primeros grandes jugadores rumanos como los zagueros Bürger y Albu, el medio Raffinsky (logró 10 goles en un partido de la Liga rumana) o los atacantes Nicolae Kovács (hermano de Stefan, célebre entrenador), Dobay, Bodola y Baratky (de origen húngaro).


A partir de entonces pasaron 32 años hasta que retornaron a la competición de selecciones más importante del mundo. Y uno de los grandes culpables fue Nicolae Dobrin, legendario futbolista y para muchos el mejor que ha dado Rumania. Excepcional mediapunta del Argeş Piteşti lideró con su clase y su desequilibrio a los rumanos en el grupo 1 de la clasificación europea contra los combinados heleno, suizo y portugués. En México la suerte les fue esquiva al juntarse en la liguilla con brasileños, ingleses y checoslovacos pero rindieron a un gran nivel. A Dobrin le acompañaban también el mediocentro Cornel Dinu, el extremo Mircea Lucescu o el delantero Florea Dumitrache y aunque únicamente derrotaron a los centroeuropeos, tanto Brasil como Inglaterra sufrieron para vencerles por la mínima en el estadio Jalisco.

Antes de la gran generación rumana en la década de los 90 hubo un grupo de buenos jugadores, en su mayoría del Dinamo de Bucarest y la Universidad de Craiova que obtuvieron el pase para la Eurocopa de Francia en 1984. Entre todos ellos destacaba László Bölöni un centrocampista zurdo, muy fino y de gran visión de juego que estaba en su madurez futbolística. En aquel momento la Eurocopa reunía a ocho equipos y llegar a la fase final ya era un éxito. En esa edición sus adversarios fueron España, Portugal y Alemania en un grupo en el que sólo sumaron un punto ante los españoles en el debut.

Un imberbe Hagi, que ya estuvo en esa Eurocopa, fue quien los años posteriores guió a Rumania a vivir los mejores momentos de su historia. Tres Mundiales consecutivos y dos Eurocopas (faltaron únicamente a la edición de Suecia) confirmaron que la tricolorii estaba instalada en la élite del fútbol mundial. En la Copa del Mundo del 90 vencieron a los soviéticos y empataron frente a la Argentina de Maradona antes de caer en octavos contra Eire por penaltis. Aquella experiencia les sirvió para cuatro años después conseguir la mejor clasificación en un Mundial hasta la fecha.

Al lado del ‘Maradona de los Cárpatos’ había otros brillantes futbolistas de la talla del portero Stelea, los defensas Petrescu y Belodedici, los centrocampistas Lupescu, Popescu y Munteanu o los atacantes Raducioiu y Dumitrescu. Con el actual seleccionador Iordănescu en el banquillo comandaron su grupo y en octavos en un partido para la historia doblegaron a Argentina por 3-2 en Los Ángeles. Días después en San Francisco únicamente los penaltis ante la Suecia de Brolin y Ravelli les apartaron de unas semifinales mundialistas.

En Francia 1998 la columna vertebral del equipo era mayor pero aún así su rendimiento fue magnífico. La nueva hornada de delanteros con Ilie y Moldovan a la cabeza se complementaba a la perfección y con sus goles dieron el liderato de la liguilla y la victoria frente a dos buenas selecciones como la inglesa y la colombiana. El objetivo era alcanzar los cuartos de final como en la pasada edición pero no contaban con la sorprendente Croacia de Suker y compañía. En un partido celebrado en Burdeos los croatas con un tanto desde los once metros de su estrella madridista eliminaron a Rumania, con una alineación plagada de jugadores con el pelo rubio que desde entonces no sabe lo que es disputar una Copa del Mundo.


Por su parte las Eurocopas de 1996 y 2000 tuvieron un sabor muy distinto cada una de ellas. Tras el Mundial de Estados Unidos se aterrizó en Inglaterra con muy buenas perspectivas pero el batacazo fue tremendo. Tres derrotas ante galos, españoles y búlgaros les obligaron a hacer las maletas a las primeras de cambio con cero puntos. Mientras que en Bélgica y los Países Bajos si se llegó a cuartos con un equipo en el que aparecieron jóvenes futbolistas que tendrían que liderar a la tricolorii los años venideros. Era el caso de Chivu, Mutu, Contra o el arquero Lobont que compartieron vestuario con sus ídolos Hagi, Popescu o Belodedici. Contra pronóstico apearon a Inglaterra y Alemania de un grupo en el que también figuraba Portugal pero en cuartos la Italia de Dino Zoff se impuso por 2-0 en Bruselas, jubilando de esta forma a buena parte de los hombres que en 1994 emocionaron a todo un país.

La última aparición de Rumania hasta la clasificación en estos días para Francia 2016 fue en 2008 en el torneo celebrado en Austria y Suiza. El plantel entrenado por Victor Piţurcă tuvo unos adversarios potentísimos y pese a competir muy bien y sacar un empate frente a franceses e italianos se despidió en la primera fase. De los convocados a aquella cita sólo los defensas Rat, Goian, Tamas y Cosmin Moti tienen la oportunidad de repetir en la lista de la próxima Eurocopa.

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