Como en lo mundano, el futbol cada vez más necio donde los mediocres sin escrúpulos se ha proclamado los dictadores del deporte. Los clubes de fútbol han caído en manos de nuevos ricos de la peor alma, que pasaron a ser presidentes o hasta dueños de esos clubes. Y esto no molesta a la mayor parte de las hinchadas que dejan comprar barato a cambio del jugador top de la época estival. Pero el escollo aparecen enfrente con dureza en los equipos de provincia, en los clubes mas modestos.
¡Dejemos sitio para la verdadera sustancia!
La sensación de alegría inconfesa ante el descenso del eterno rival, que por mucho que digan los puristas siempre te deja una huella de regusto , los dimes y diretes sobre quien llevaba, en un añorado pasado, más años en primera, quien había ganado mas derbis, quien tiene la mejor afición. En todo esto y más se enmarca el futbol asturiano, el deporte que impera en este reino y que no tiene cabida sin la rivalidad intensa, sin la competencia , sin la presión del eterno rival.
El deporte rey, ha tocado el fondo que anticipo Menotti: “El fútbol es un juego que debe encontrar su origen. Es una fiesta alegre en la cual los seres humanos deben participar porque expresa sus sentimientos y les entrega alegría de vivir. Si no, ese deporte se convierte en otro consumo más sin importancia, propulsado por negociantes”. Ante esto, que nos afecta a la mayoría de los hinchas, quiero mostrar mi aval desde la palabra al Real Oviedo.
Un sportinguista acérrimo, pero nada intransigente, ni fanático, carbayón y confeso amante de su ciudad ,deja a un lado el sentimiento antagónico del deporte.
Por Alfonso Felipe, en twitter @fonneg
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