Mónaco. Poderoso caballero

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Mónaco. Entre el Mar Mediterráneo y Francia, la llamada Costa Azul. Ciudad-Estado del glamour, de yates y riqueza. Belleza de inicio a fin, color y amor. Éxito, vida y sueño. Las calles del Principado son un sinfín de gozo y de poder. El Casino de Monte-Carlo, la Catedral, el Museo Oceanográfico, el teatro de Grace Kelly, el ballet, la Orquesta Filarmónica e incluso un circuito de Fórmula1.

Mónaco. Allí también corre el balón, club histórico venido a menos que precisamente abandonaba la élite del fútbol, el glamour del cuero, el gol en lo más alto. Dos años hace que dejó el éxito, la categoría de honor del fútbol francés. Hoy están de vuelta, hoy regresan y nosotros aplaudimos.
Atrás quedan los años de Wenger y Deschamps en el banquillo, las paradas de Barthez o Ruffier; los tantos de Henry, Giuly y Trezeguet, de Morientes, Koller o Simone, de Weah,  Klinsmann y Bierhoff. La calidad de Djorkaeff, Petit, Scifo, Hoddle o Claude Puel. Defensas históricos como Thuram, Givet, Panucci, Maicon o Márquez. Y estrellas actuales y contrastadas como Adebayor, Touré Yaya, Evra, Abidal, Menez o Aubameyang entre otros...

"Pase lo que pase, el Mónaco F.C siempre será el equipo más bonito y especial de Francia" (Laurent Blanc)

Comenzaba el 2013 y el Mónaco no tenía asegurada su presencia en la Ligue 1 la próxima temporada. Las críticas hacia su técnico, Claudio Ranieri, eran cada vez más atronadoras y algunos medios llegaron a vincular a Roberto Mancini como su sustituto en el Principado. Al final, Rybolovlev, el dueño del club y una de las 100 personas más ricas del planeta, le dio un aval a Ranieri de dos meses para que enmendase la situación.

Lo que no gustaba a los aficionados del Mónaco y principalmente a su jeque, era la poca fluidez y el escaso juego practicado cada jornada por el equipo de Ranieri, flojo en defensa, con pocas transiciones rápidas y un ataque en estático muy previsible. Pero para un club que gastó casi 30 millones en el pasado mercado de verano estando en Ligue 2, tan sólo conseguir sacar sus partidos adelante gracias a las individualidades de sus hombres, se hacía insuficiente. En un partido era Touré, quien con su demoledor olfato goleador daba los tres puntos. Sin él, era la revelación, Ferreira-Carrasco (18 años) quien cerraba la contienda con una 'delicatessen' propia de un jugador como él. Insuficiente, la exigencia era mayor.

Rybolovlev le dio dos caprichos más a Ranieri en el mercado de invierno. Fichó a Rivière del Toulouse y a Mounir Obbadi procedente del Troyes. Rivière era el jugador idóneo para hacer menos estático el ataque del Mónaco, su aguante y su corpulencia permitían las llegadas en segunda línea de los media puntas. Obbadi era quizás, uno de los cinco jugadores más técnicos de la Ligue 1, su pausa y su temple en el centro del campo, se adaptaban a las necesidades del Mónaco para dicha posición. Ni Dirar, ni Mendy, ni Dingome poseen una técnica aceptable, por ello se decidió fichar a Obbadi, una promesa emergente del fútbol francés y con un potencial muy grande. Ya en sus primeros meses, se convirtió un jugador indiscutible para Ranieri.

La cara opuesta fue Rivière, el ex de Toulouse continuaba su 'empanada' en la Ligue 2 como ya hiciese meses atrás en un club que le fichó tras sus años descomunales en el Saint Étienne, con miras a convertirle en el nueve de 'Les Bleus' y que en su caso, cualquier tiempo pasado fue mejor. El mal momento del delantero francés coincidió con la irregularidad de Ibrahima Touré, de máximo artillero había pasado a ser una pieza poco trascendente para Ranieri. Ahí llegó el cambio.


Al tener a dos jugadores en ataque que no aportaban lo suficiente, Ranieri se propuso hacer una variación tan trascendente como vital en los últimos meses para el Mónaco. Colocó en ataque a Valére Germain, un jugador que nunca fue un delantero centro puro, y que su posición natural siempre ha sido partir por detrás del punta y abrir espacios con su velocidad. Además del cambio de Germain, Ranieri colocó a Lucas Ocampos en la derecha. El argentino había sido el fichaje más caro de la Ligue 2 meses atrás -12 millones- y su nivel hasta 2013 estuvo muy por debajo de las altas expectativas depositadas en él. Cuando el técnico italiano colocaba a Ocampos y Ferreira-Carrasco juntos, estos se estorbaban y perjudicaban considerablemente al equipo, ya que no encontraban su lugar de influencia. Con este cambio, y las permutas de Germain en ataque, Ocampos explotó definitivamente en la banda derecha, una posición que no había pisado en su anterior etapa en River Plate, pero que para lo que buscaba Ranieri, le dio el plus necesario convirtiéndose en el eje para la zona de tres-cuartos de los del Principado.

Mientras como decimos, Ocampos brillaba en la banda derecha, Ferreira-Carrasco hizo lo propio en la media punta. El belga está siendo el jugador que necesitaba Ranieri para completar su arsenal ofensivo. Decidió darle la responsabilidad a principios de temporada por encima de jugadores como Bajrami o Poulsen que se postulaban como indiscutibles en verano, pero que pasaron de estrellas a jugar con el ‘B’ en CFA 2, equivalente a la 5ª división francesa. Todo esto lo provocó F-Carrasco, al que ya muchos le llaman ‘El nuevo Hazard’, no sólo por el hecho de ser belga, sino por su enorme parecido al del Chelsea en el juego. Técnica y desborde impropio de un chaval de 18 años. Esta temporada salvó a Ranieri cuando peor estaban y ya muchos equipos europeos prestan atención de cara al próximo mercado de verano.

Con Germain en ataque bajando a recibir y desplazando a los centrales, más Carrasco sirviendo balones a la espalda de la defensa, Ocampos era quien aprovechaba este espacio. Así han llegado la mayoría de goles del Mónaco en lo que llevamos de 2013. El jugador que nos faltaba por nombrar y no menos importante es Nabil Dirar. Llegó con la etiqueta de haber sido uno de los mejores jugadores en Bélgica y tras un inicio en el que Ranieri no encontraba su posición idónea -Le colocó de medio centro, de media punta, de interior…- encontró su sitio partiendo a banda cambiada.

Con Dirar y  Ocampos, dos jugadores que saben sacar las carencias a las defensas rivales con su potencia y calidad, el Mónaco ganó enteros en ataque. Pasó de ser un equipo estático y previsible a otro demoledor que reventaba estadísticas. Por si fuera poco, desde que Ranieri hiciese el cambio de sistema y juego, el Mónaco ha triplicado sus remates a puerta por partido, además de ganar en posesión de balón. Dos deberes que se propuso la directiva pulir a principios del nuevo curso y con Ranieri asomando por la puerta de salida.


Tras esto, el Mónaco volverá dos años después de su dramático descenso. El gol de Ibrahima Touré al Nîmes en el minuto 95′ lo valía, tarde o temprano debía concretarse, sólo las matemáticas no le hacían equipo de Ligue 1. Sin duda, el fútbol sonrió a los monegascos tras una primera vuelta en la que sembraron numerosas dudas en el campeonato. Ranieri cambió un rumbo que parecía destinado a dejar al italiano lejos de tierras monegascas. El próximo curso, porqué no, el Mónaco intentará pelear el título con los grandes equipos, y es que su magnate, Rybolovlev, no pondrá impedimentos a la llegada de estrellas provenientes de los grandes clubes. Están de vuelta. Poderoso caballero...

Por Andrés Onrubia Ramos, @AndiOnrubia en twitter.
Tambíen en @Liguesphera y www.futboldesdefrancia.wordpress.com






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