Mónaco. Allí también corre el balón, club histórico venido a menos que precisamente abandonaba la élite del fútbol, el glamour del cuero, el gol en lo más alto. Dos años hace que dejó el éxito, la categoría de honor del fútbol francés. Hoy están de vuelta, hoy regresan y nosotros aplaudimos.
Atrás quedan los años de Wenger y Deschamps en el banquillo, las paradas de Barthez o Ruffier; los tantos de Henry, Giuly y Trezeguet, de Morientes, Koller o Simone, de Weah, Klinsmann y Bierhoff. La calidad de Djorkaeff, Petit, Scifo, Hoddle o Claude Puel. Defensas históricos como Thuram, Givet, Panucci, Maicon o Márquez. Y estrellas actuales y contrastadas como Adebayor, Touré Yaya, Evra, Abidal, Menez o Aubameyang entre otros...
"Pase lo que pase, el Mónaco F.C siempre será el equipo más bonito y especial de Francia" (Laurent Blanc)
Lo que no gustaba a los aficionados del Mónaco y principalmente a su jeque, era la poca fluidez y el escaso juego practicado cada jornada por el equipo de Ranieri, flojo en defensa, con pocas transiciones rápidas y un ataque en estático muy previsible. Pero para un club que gastó casi 30 millones en el pasado mercado de verano estando en Ligue 2, tan sólo conseguir sacar sus partidos adelante gracias a las individualidades de sus hombres, se hacía insuficiente. En un partido era Touré, quien con su demoledor olfato goleador daba los tres puntos. Sin él, era la revelación, Ferreira-Carrasco (18 años) quien cerraba la contienda con una 'delicatessen' propia de un jugador como él. Insuficiente, la exigencia era mayor.
Rybolovlev le dio dos caprichos más a Ranieri en el mercado de invierno. Fichó a Rivière del Toulouse y a Mounir Obbadi procedente del Troyes. Rivière era el jugador idóneo para hacer menos estático el ataque del Mónaco, su aguante y su corpulencia permitían las llegadas en segunda línea de los media puntas. Obbadi era quizás, uno de los cinco jugadores más técnicos de la Ligue 1, su pausa y su temple en el centro del campo, se adaptaban a las necesidades del Mónaco para dicha posición. Ni Dirar, ni Mendy, ni Dingome poseen una técnica aceptable, por ello se decidió fichar a Obbadi, una promesa emergente del fútbol francés y con un potencial muy grande. Ya en sus primeros meses, se convirtió un jugador indiscutible para Ranieri.
La cara opuesta fue Rivière, el ex de Toulouse continuaba su 'empanada' en la Ligue 2 como ya hiciese meses atrás en un club que le fichó tras sus años descomunales en el Saint Étienne, con miras a convertirle en el nueve de 'Les Bleus' y que en su caso, cualquier tiempo pasado fue mejor. El mal momento del delantero francés coincidió con la irregularidad de Ibrahima Touré, de máximo artillero había pasado a ser una pieza poco trascendente para Ranieri. Ahí llegó el cambio.
Mientras como decimos, Ocampos brillaba en la banda derecha, Ferreira-Carrasco hizo lo propio en la media punta. El belga está siendo el jugador que necesitaba Ranieri para completar su arsenal ofensivo. Decidió darle la responsabilidad a principios de temporada por encima de jugadores como Bajrami o Poulsen que se postulaban como indiscutibles en verano, pero que pasaron de estrellas a jugar con el ‘B’ en CFA 2, equivalente a la 5ª división francesa. Todo esto lo provocó F-Carrasco, al que ya muchos le llaman ‘El nuevo Hazard’, no sólo por el hecho de ser belga, sino por su enorme parecido al del Chelsea en el juego. Técnica y desborde impropio de un chaval de 18 años. Esta temporada salvó a Ranieri cuando peor estaban y ya muchos equipos europeos prestan atención de cara al próximo mercado de verano.
Con Germain en ataque bajando a recibir y desplazando a los centrales, más Carrasco sirviendo balones a la espalda de la defensa, Ocampos era quien aprovechaba este espacio. Así han llegado la mayoría de goles del Mónaco en lo que llevamos de 2013. El jugador que nos faltaba por nombrar y no menos importante es Nabil Dirar. Llegó con la etiqueta de haber sido uno de los mejores jugadores en Bélgica y tras un inicio en el que Ranieri no encontraba su posición idónea -Le colocó de medio centro, de media punta, de interior…- encontró su sitio partiendo a banda cambiada.
Con Dirar y Ocampos, dos jugadores que saben sacar las carencias a las defensas rivales con su potencia y calidad, el Mónaco ganó enteros en ataque. Pasó de ser un equipo estático y previsible a otro demoledor que reventaba estadísticas. Por si fuera poco, desde que Ranieri hiciese el cambio de sistema y juego, el Mónaco ha triplicado sus remates a puerta por partido, además de ganar en posesión de balón. Dos deberes que se propuso la directiva pulir a principios del nuevo curso y con Ranieri asomando por la puerta de salida.
Tras esto, el Mónaco volverá dos años después de su dramático descenso. El gol de Ibrahima Touré al Nîmes en el minuto 95′ lo valía, tarde o temprano debía concretarse, sólo las matemáticas no le hacían equipo de Ligue 1. Sin duda, el fútbol sonrió a los monegascos tras una primera vuelta en la que sembraron numerosas dudas en el campeonato. Ranieri cambió un rumbo que parecía destinado a dejar al italiano lejos de tierras monegascas. El próximo curso, porqué no, el Mónaco intentará pelear el título con los grandes equipos, y es que su magnate, Rybolovlev, no pondrá impedimentos a la llegada de estrellas provenientes de los grandes clubes. Están de vuelta. Poderoso caballero...
Por Andrés Onrubia Ramos, @AndiOnrubia en twitter.
Tambíen en @Liguesphera y www.futboldesdefrancia.wordpress.com
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